La ingeniería genética ha revolucionado la industria agrícola, permitiendo la creación de cultivos con características mejoradas que ofrecen a los agricultores una mayor resistencia a las plagas, herbicidas y sequías, lo que permite aumentar la producción y reducir los costos. Los OGM, más conocidos como organismos genéticamente modificados, ofrecen una serie de beneficios a la industria, la salud humana y el comercio internacional, ya que permiten:
- Aumentar la productividad: Los alimentos genéticamente modificados pueden ayudar a aumentar (y hacer más estable) la producción de alimentos, al ser más resistentes a plagas, enfermedades y condiciones climáticas adversas; contribuyendo con esto a alimentar a una población mundial en constante crecimiento.
- Reducir el uso de pesticidas: Los alimentos genéticamente modificados que son resistentes a plagas y herbicidas pueden reducir la necesidad de utilizar pesticidas químicos, lo beneficia al medio ambiente y la salud humana.
- Mejorar la calidad nutricional: Por tratarse de productos genéticamente modificados pueden tener un mayor contenido de nutrientes, como vitaminas y minerales, lo que incide en la mejora de la salud y la nutrición de las personas.
- Reducir el desperdicio de alimentos: También pueden tener una vida útil más larga que los productos agrícolas tradicionales, lo que ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.
- Adaptarse mejor al cambio climático: Gracias a los avances tecnológicos y científicos, estos productos son desarrollados para ser más tolerantes a condiciones climáticas extremas, como sequías, inundaciones y temperaturas elevadas, asegurando así, la producción de alimentos en un contexto de cambio climático.
- Contribuir a la sostenibilidad: Al aumentar la eficiencia de la producción agrícola y reducir la dependencia de los productos químicos agrícolas, los cultivos genéticamente modificados pueden ayudar a promover prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Sin embargo, los OGM enfrentan desafíos tales como:
- Preocupaciones ambientales: Existe la preocupación de que los alimentos genéticamente modificados puedan tener efectos no deseados en el medio ambiente, como la contaminación genética de cultivos silvestres, reducción de la biodiversidad y el nacimiento de supermalezas resistentes a los cultivos genéticamente modificados, que podrían generar un mayor uso de pesticidas y herbicidas.
- Riesgos para la salud: Existe una preocupación por los posibles efectos adversos para la salud provenientes del consumo de alimentos genéticamente modificados, como alergias alimentarias, toxicidad y resistencia a los antibióticos, sin embargo no existe evidencia científica ni casos conocidos que respalden estos temores.
- Control corporativo: Las grandes empresas agroquímicas controlan en gran medida las semillas transgénicas, esto se traduce en un control corporativo de la cadena alimentaria, y la dependencia de los pequeños agricultores de semillas patentadas y costosas.
- Impacto socioeconómico: En países en desarrollo, la adopción de cultivos de alimentos genéticamente modificados ha exacerbado las desigualdades socioeconómicas en la agroindustria, ya que los pequeños agricultores tienen dificultades para acceder a estas semillas y a las tecnologías necesarias para su cultivo.
- Regulación y etiquetado: Existe un debate sobre la necesidad de una regulación más estricta y un etiquetado transparente de los alimentos que contienen OGM a nivel mundial, para garantizar la seguridad y la libre elección del consumidor. En el caso particular de Perú, el etiquetado es obligatorio y el cultivo de alimentos genéticamente modificados está prohibido, aunque somos importadores de productos derivados de estos cultivos para consumo animal y humano.
Si bien los términos “genéticamente modificados” y “transgénicos» se suelen usar indistintamente, es necesario hacer una diferenciación, ya que no son lo mismo. La principal diferencia radica en que un producto transgénico es aquel que ha recibido un gen de otro organismo, generalmente de una especie diferente, mientras que los OGM tienen su ADN alterado de forma artificial.
A tener en cuenta:
- Todos los transgénicos son OGM, pero no todos los OGM son transgénicos.
- La transgénesis es una técnica específica para modificar genéticamente un organismo.
- Las técnicas de modificación genética más modernas son más precisas que la transgénesis.
- Los alimentos genéticamente modificados tienen mejor reputación que los transgénicos, porque se perciben como una extensión de la mejora genética tradicional.
Alimentos genéticamente modificados
- Soja: Se cultiva en países como Estados Unidos (agosto, 2019), Brasil (mayo, 2019), Argentina (2015), Paraguay (2019), Canadá (2021); y China es el principal importador de soja del mundo. La soja se utiliza principalmente para la producción de aceite de soja, harina de soja y otros productos derivados de ésta.
- Maíz: El maíz es el segundo alimento genéticamente modificado más exportado en el mundo y la principal materia prima de la industria de alimentos balanceados.
- Canola: Es el cuarto producto agrícola OGM más exportado en el mundo. No es un alimento para consumo humano como tal, pero el aceite que se extrae de sus semillas es muy saludable, ya que no contiene colesterol y aporta vitamina E, que es un antioxidante y ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, protegiendo las arterias y el corazón; y vitamina K, que ayuda al cuerpo a construir huesos y tejidos saludables a través de las proteínas.
- Remolacha azucarera: Es el quinto producto agrícola OGM más exportado en el mundo; considerada superior a la remolacha tradicional, y es entre un 15 % y 50 % más inofensiva para el medio ambiente. Los primeros países en producir este tipo de remolacha fueron USA y Canadá.
- Plátanos: De la variedad Cavendish, es considerada la primera fruta y el primer plátano genéticamente modificado que se puede comer. Recientemente en Australia se logró la aprobación regulatoria del Gobierno Federal para su cultivo, aunque su comercialización va a tardar dado que es una opción de respaldo en la lucha contra la “enfermedad de Panamá” TR4, que viene afectando cultivos en todas partes del mundo.
Conclusiones
Aunque el algodón no es un alimento, es el tercer producto agrícola OGM más exportado a nivel mundial. El método de transformación más usado en el algodón es a través de una bacteria del suelo llamada Agrobacterium tumefaciens, el cual permite introducir sus rasgos en el gen aislado del algodón. En Australia han modificado genéticamente el algodón para que de forma natural genere una amplia variedad de colores, logrando obtener amarillos brillantes, naranja-dorados y morados intensos.
Los alimentos genéticamente modificados ofrecen una serie de beneficios significativos, como el aumento de la productividad, la reducción del uso de pesticidas, la mejora de la calidad nutricional y la prolongación de la vida útil de los alimentos; sin embargo, los OGM también enfrentan desafíos importantes, como preocupaciones ambientales, riesgos para la salud, control corporativo de la cadena alimentaria, desigualdades socioeconómicas y la necesidad de una regulación más estricta y un etiquetado transparente.
Es crucial diferenciar entre los términos «transgénico» y «genéticamente modificado», ya que mientras todos los transgénicos son OGM, no todos los OGM son transgénicos.
Los principales productos agrícolas genéticamente modificados que se exportan actualmente incluyen soja, maíz, canola, remolacha azucarera, plátanos y algodón, cada uno con características mejoradas que ofrecen beneficios para la industria agrícola y la sociedad en general.
